Crónicas desde la Frontera Sur 2

A menudo cuando tenemos cerca a nuestra pareja resulta fácil expresar o demostrar interés con actitudes y detalles.

Sin embargo algunas veces con el paso del tiempo y la cotidianidad, olvidamos pronunciar hasta un Te quiero...

A la distancia puede ser mucho más difícil demostrar el interés por alguien a quien se pretende, para otros algo supremamente fácil porque la distancia invita al romanticismo y a los suspiros desenfrenados.

Más de una vez la poca gente que en un inicio se enteró que mantenía una relación sentimental con un joven peruano por internet me aseveraba: “¿Cómo puedes tu saber si es cierto que te ama como asegura? Puede ser cualquiera el que está allí detrás, algún impostor diciéndote mentiras, jugando con tus sentimientos para divertirse”.

Y lamentablemente ese sea el caso de más de uno por internet; pero a pesar de tanto riesgo algo más de peso que cualquier comentario preocupado o incrédulo por mi futuro pudo más y continué a su lado.

El logró mi total atención, 90% de confianza y 95% de expresiones amorosas de mi parte.

Le creía no importaba lo inverosímil ó descabellado que fuera creerle.

Me preguntaba a mi misma ¿ Cómo alguien puede gastar gran parte de su sueldo en llamadas telefónicas internacionales si tan solo jugase?

¿Cómo aquella voz detrás del teléfono físicamente tan real podía mentir con respecto a lo que siente?

Desde un principio nos dimos cuenta el interés que tenía cada uno por mantener la relación.

Temerosos que alguno de los dos no quisiera seguir desistiera y se cansase.

Al mínimo mal entendido cualquiera que fuera el culpable, allí pronto estábamos por medio escrito o hablado aclarando situaciones.

A lo lejos se pueden imaginar ó pensar tantas cosas! Que si dejas algo en el aire sin aclaración por muy pequeño que sea puede hacer hundir a corto o largo plazo la relación.

Pero, ¿Cómo se puede pelear por internet? Me preguntaban...

Igual que si estuvieras frente a frente. Ocultas el rostro y reacciones a través de la pantalla, pero tarde ó temprano la persona con la que hablas, dejará ver su verdadero rostro.

Claro depende mucho de los involucrados identificar defectos, virtudes o sentimientos extremos.

En estos casos influye más la intuición o la astucia.

Sacar a flote el espíritu detectivesco escondido y sentirse Dick Tracy sin dejar de disfrutar la historia de amor puede ayudar.

Por más que la gente que sepa sobre su relación calle cuando hables al respecto, murmure ó se burle solo ustedes tienen el poder de averiguar la verdad.

Ingéniense la manera.

Mentiría si dijera que Pol y yo nos pasamos 1 año y 2 meses enviándonos poemas.

Eso sucedió al inicio de nuestra relación porque para que se despertara la conexión entre nosotros tenía que haber algo más que las trilladas preguntas aburridas y sin fondo que se hacen en los chats:

- Cuál es tu nombre?

- De donde eres?

- ¿Cuantos años?

- Tus medidas?

- Cómo eres?

- Y finalmente envíame tu fotografía y dirección de correo electrónico.

A finales del 99 cuando incursioné por primera vez en el mundo del internet no estaba tan comercializado y aún se podía encontrar gente interesante que buscaba hacer amigos verdaderos en ese chat llamado mirc. Hoy en día no lo sé.

En aquella época yo solo conocía el ICQ y MIRC como medio para conocer gente de otros países, pero lo cierto era que otros que me llevaban bastante ventaja en el conocimiento de este tipo de relaciones sabían la variedad de chats que se pueden encontrar en los millones de sitios de la red. Vale decir que 4 años atrás no existía la publicidad tan abierta para estos sitios como ahora por lo menos en Colombia.

A finales de 1999 en mi ciudad natal Barranquilla existían escasamente 3 café internet con solo un promedio de 8 máquinas en cada uno. En ese año el precio de la hora tenía un valor de casi 1 dólar con 50 centavos.

Los pocos dueños de estos rentables negocios hacían su agosto con la propagación del rumor entre la población universitaria de que existía un nuevo método para conocer lo que no podemos ver por el impedimento de las distancias y el dinero.

Además la posibilidad de encontrar un sitio o miles de sitios donde podías alcanzar todo esa información que no tenía la biblioteca incompleta del colegio o la universidad donde estudiabas.

Era un grupo selecto el que tenía el dinero para acceder a este invento ya disponible entre quienes andaban inmersos en las redes de la seducción tecnológica.

Conocí a Pol-harder el segundo día que navegaba con la emoción de todo principiante.

Días antes mi tía Cecilia me había pedido que la acompañara a celebrar el primer aniversario de apertura del sitio de su grupo de amigos por internet con los que se había contactado unos meses atrás.

Ella una mujer de 50 años divorciada y sin hijos fue la primera de mi familia en caer en la adicción del internet.

Toyita otra amiga , quien tenía un computador en su casa y una hija viviendo en el extranjero fue quien entusiasmó a mi tía para que se divirtiera con este nuevo juego.

Ella presa de la soledad y el tiempo libre después del trabajo terminó siendo parte de un club de hombres y mujeres de 40 años en adelante que compartían sus vidas y experiencias para sobrellevar los sinsabores de la vida cotidiana.

Y bueno así fue como mi tía en el aniversario de su grupo de chat me llevó por primera vez a un café internet.

Yo me sentía rarísima mi tía estaba super feliz en su máquina comunicándose en vivo con sus amigos del resto del mundo y yo sola y aburrida mientras le esperaba, terminé por sentarme y ensayar una charla con alguien del primer país que se me vino a la mente. España me dije y allí encontré a un tal Dominic con quien sostuve una corta pero amena charla.

Era la primera vez desde hacía días que me sentía de mejor ánimo y alejada de la monótona depresión y desocupación de todos lo días.

Recuerdo que la Checha se tardó 3 horas en aquel lugar frente a esa máquina yo sólo media por ser mi primera vez.

Me pareció tan divertido e interesante que regresé a los 2 días después para echar suerte y ver si conocía a alguien interesante en aquel Mirc.

Por cosas de las redes o del destino un tal Pol-harder se animó hablarme mientras yo charlaba complacida con un pícaro panameño de nick Tiger que decía ser comerciante. Al principio casi no quise hablarle pero entre la información que nos dimos finalmente me decidí y bueno según él le llamó la atención que yo escribiera poesías y en los pocos meses que él también había iniciado su vinculación a internet no había encontrado a nadie que escribiera poesías de manera profesional o seria.

Y fue entonces cuando la excusa de la poesía nos conectó.

El continuó escribiéndome esporádicamente y ante mi necesidad de tener un nuevo amigo y no sentirme sola contestaba sus correos.

A las pocas semanas de los primeros intercambios de e-mails quisimos hacer una cita para chatear pero nos fue imposible estar a la misma hora en el mismo canal del Mirc ante mi poco conocimiento del funcionamiento de aquel programa.

Habíamos quedado en encontrarnos un viernes a eso de las 7 de la noche en el MIRC en el país de Perú pero no dijimos a través de que servidor.

Esa noche me preparé en casa como si fuera a la primera cita con alguien especial , recuerdo que me bañé , peiné y arreglé con aquella emoción que produce el primer encuentro con el chico que te gusta y que por fin se ha decidido ha invitarte a salir.

Llegué al cybercafé con tiempo suficiente para conectarme , lo busqué con calma por el MIRC en el país de Perú pero no vi su nombre , no le pude hallar.

A pesar de continuar pegada al computador con la ilusión de que se encendiera su nombre con letras rojas en la pantalla saludándome ...POL-HARDER, fue en vano mi espera.

Muy triste opté por escribirle un email a su correo diciéndole con sinceras palabras lo desilusionada que estaba por haberme plantado.

Regresé a mi departamento tan molesta conmigo misma por creer en las palabras de un Peruano desconocido que enviaba poemas y saludos a mi dirección electrónica.

Sólo una desesperada, deprimida e ingenua mujer se le ocurriría soñar con tener una cita a ciegas con un extraño que vivía al sur del continente, pensé.

POL-HARDER ante el recibimiento de aquel email que derramaba desilusión y soledad no tuvo más remedio que rendirse y disfrutar de la primera reacción de interés que espontáneamente quize manifestar.

Hasta ese momento me di cuenta lo necesario que había comenzado a ser en mi vida aquel chico que me escribía casi a diario sobre su vida y su trabajo, sobre su forma de ser y sus pensamientos.

Su respuesta no se hizo esperar y me dejó saber el malentendido al que nos habíamos enfrentado esa noche, resultó ser que estuvo allí esperando igual que yo leer mi nombre en su pantalla pero él en el servidor de Vancouver y yo por otro totalmente diferente.

Ese email y los siguientes revelaron su interés por aclarar los malentendidos e iniciar una relación de amistad aún más estrecha.