Peligrosa imaginación

Cuantas veces has imaginado cosas que se hacen realidad?
Cuantas veces has hecho fuerza mental para que se hagan realidad tus deseos?
Entre imaginación y dejavu…

Cinco días antes que llegara el 1 de febrero, día en que vería por primera vez al hombre que me había propuesto matrimonio, mi estado de nervios aumentaba.
No rendía en mi trabajo lo suficiente, la imaginación se elevaba más que nunca por encima del tiempo, estaba impaciente.
Se apoderó de mi un miedo desesperado, un temor que helaba el cuerpo.
Pensaba, ¿ y si alguno de los dos le sucediera algo malo antes del encuentro? ¿Algo que pudiera empañar nuestra alegría?
Tenía miedo de que al querer cambiar el curso de nuestras vidas, algo más fuerte que nuestro deseo dijera: No y lo impidiera de alguna forma.
¿Cuál es aquella verdad que puede ser real para todas las personas en todo tiempo y espacio?
Que el pensador crea con sus pensamientos. Como lo dicen leonard Or y Sandra Ray en su artículo “ El poder creativo de los pensamientos” publicado en internet. La única forma de probar que esta afirmación no es verdad es pensando que no lo es.
Los pensamientos positivos producen resultados positivos, y los pensamientos negativos, resultados negativos. Es así de simple. Para convertir resultados positivos en la vida hay que convertir los pensamientos negativos en positivos. Las emociones se pueden transformar de la misma manera.

Tan fuerte fueron mis pensamientos que mi negativismo atrajo energías de desastre.
El sábado 27 de febrero a las 4 de la tarde terminé mi jornada laboral en el almacén de ropa donde trabajaba como relacionista pública en Barranquilla.
Me dispuse entonces a caminar hasta la parada del bus ya que iría a casa de tía checha a descansar.
Paré una ruta de ómnibus relativamente pequeña y subí sin prisas, el chofer arrancó y al pisar el segundo escalón perdí el equilibrio, mi cuerpo tambaleó hacia atrás y caí de espaldas al pavimento.
No sentí absolutamente nada de dolor solo escalofríos mi rostro moreno se tornó a blanco y sólo veía manos que deseaban ayudarme, sentí calor en la cabeza, me sentaron y entonces la sangre me empezó a caer a chorros por mi cara.
Todos gritaban, pero mi mente sólo se preguntaba qué me había hecho? Justo faltando solo unos días para el encuentro.
Me llevaron a la clínica donde internan a los atropellados, no podía pronunciar palabra, solo temblaba y temblaba sin parar.
Lloraba al imaginar que por la imprudencia de un conductor de bus y mi negativismo, hubiera puesto fin a una historia que recién comenzaba.
Se dice que el pensador origina todo lo que sucede con el pensamiento y que luego se manifiesta como la realidad de su vida.
Así parece haberme sucedido a mí.
Gracias a Dios el resultado fue solo heridas leves, unos cuantos puntos en la cabeza , un corte de cabello en el lugar de la herida y unos cuantos raspones.
Claro la hinchazón y el dolor en la cabeza perduraron alrededor de 2 meses.
Me recuperé rápidamente y el 1 de febrero, pude ir a recoger al aeropuerto con moretones y raspaduras a mi ciber-novio peruano.
Lo reconocí al instante. Nos abrazamos y lloramos sin importar la poca gente alrededor que sorprendida preguntaba hacía cuanto tiempo no nos veíamos. Si hubieran sabido.
Nos dirigimos en taxi hacia la casa donde él pasaría su estadía en Barranquilla y con felicidad en el rostro le dimos por fin la bienvenida al primer día de nuestras vidas juntos.
Desde aquel día lucho conmigo misma para cambiar mis pensamientos.
Siempre hace falta mantener la mente y el cuerpo ocupados en distracciones sanas, trabajar, hacer deporte, practicar o aprender manualidades, ayudarán de alguna manera aquel tipo de personas como yo quienes imaginan más de lo debido y en sus pensamientos la vida se ve en imagines que no son reales, se piensa en el ¿por qué de las cosas?, lo posible y lo imposible, las circunstancias y las señales.
Muchos, muchos de mis sueños son positivos, pero cuando aparecen los negativos intento deshacerlos porque ya he comprobado lo reales que pueden llegar a ser.